#17 Nadie sabe nada
Navegando entre las convicciones de las grandes casas de inversión, el conocimiento de grandes profesionales, la incertidumbre de los mercados financieros y los sucesos aleatorios de la humanidad.
El último mes y medio ha sido, a nivel personal y profesional, un mes frenético. Con una mayor exigencia de tiempo a nivel laboral, una preparación para el nivel 3 del CFA (el cuál tengo en Febrero), y una mayor actividad social relacionada también con las finanzas, han sido los causantes de ello. A pesar de carecer de algo más de tiempo libre en mi vida personal por lo comentado, todas y cada una de las variables han supuesto para mí una enorme gratitud a nivel personal tanto como satisfacción a nivel profesional.
“Nos ha resultado más provechoso unirnos en la dirección equivocada que estar solos en la correcta. Aquellos que han seguido al idiota asertivo en lugar del sabio introspectivo nos han pasado algunos de sus genes. Esto se desprende de una patología social: los psicópatas reúnen seguidores.”
Nassim Nicholas Taleb
El descubrimiento de un gran pensador
Creo que fue en 2016 cuando descubrí a Nassim Nicholas Taleb. Tengo que reconocer que empezar a leer El Cisne Negro no fue algo remarcable entonces. De hecho deje de leerlo al cabo de varios capítulos. No fue hasta al cabo de unos meses que mire una charla de Talks at Google titulada “Antifragille: Things That Gain from Disorder”. Me encantó. Entonces todo parecía cobrar sentido. Y volví a empezar El Cisne Negro. Lo terminé en un par de meses. Y me pareció un libro espectacular, de un nivel de exigencia intelectual altísimo y, el cuál, además de introducir muchos conceptos hasta la fecha inexplorados, me generó infinitas preguntas adicionales sobre el funcionamiento de la sociedad, la economía o los mercados financieros.
Como persona curiosa que me considero, algunos de los conceptos mencionados en el libro me causaron un gran interés. Uno de ellos, quizás el que más, fue el de la Falacia Narrativa, el cuál me centraré en el presente artículo a desarrollar y conectar con la actualidad de los mercados, así como los recientes sucesos de mi vida tanto profesional como privada.
Un concepto llamado Falacia Narrativa
El ser humano necesita saber. Y si no, inventar. El concepto de falacia narrativa acuñado por el ensayista, investigador y financiero libanés Nassim Taleb, no es nada más ni nada menos que la necesidad psicológica que tenemos los seres humanos para conectar todo acontecimiento que sucede a nuestro alrededor, a la economía o a la sociedad en general, a una explicación detallada o a un motivo aparentemente conocido, con el fin de explicar y argumentar lo sucedido.
Lo que en resumen, y de una manera mucho menos académica, podemos definir como la necesidad de encontrar una explicación o un motivo a todo acto que sucede a nuestro alrededor. No nos engañemos. Precisamente somos los economistas, analistas y/o la prensa salmón en general, los principales actores que sufrimos y ejercemos la falacia narrativa de forma diaria. Es por ello que tras cualquier suceso en los mercados financieros de un impacto elevado, todos y cada uno de nosotros salimos a explicar los motivos que han hecho suceder dicho suceso.
Así que si mañana el IBEX-35 sube un 2,5%, tanto analistas, gestores y periodistas económicos escribirán tweets, artículos o informes comentando el motivo de dicha subida. Pero, ¿Y si el 2,5% de subida fuera fruto de la aleatoriedad? ¿Y simplemente nosotros estamos buscando una causa a un suceso aleatorio?
“Nos gustan las historias, nos gusta resumir y nos gusta simplificar, es decir, reducir la dimensión de las cosas.”
Nassim Nicholas Taleb
Amigos, profesionales y personas
Satisfacción muy grande. Esas serían las tres palabras que utilizaría para definir los encuentros que he tenido el último mes y medio.
CIO’s, analistas, portfolio managers, macro strategies, fundadores de fondos de inversión, socios de gestoras y/o representantes de grandes casas de inversión. Un multitudinario evento con más de 200 profesionales del sector en España. Una jornada para jóvenes profesionales financieros realizada en Barcelona. Reuniones con más de 15 principales gestores y/o directores de inversión de las principales gestoras europeas. Y un par de encuentros con conocidos (cada vez más amigos) del sector en Barcelona, que se lanzan con su propio fondo o algún otro proyecto de inversión en los próximos meses.
Todos ellos y ellas representando visiones, opiniones y estilos de inversión diferentes.
Unos con residencia en Estados Unidos.
Otros en Europa.
Otros en Madrid.
Otros en Barcelona.
O incluso otros en Hong Kong.
De todos y cada uno de los encuentros, personas conocidas, conversaciones y/o presentaciones, me quedo con dos principales conclusiones:
La cantidad de gente con talento, capacidad de ejecutar ideas de inversión y con un razonamiento excepcional detrás de cada decisión tomada es descomunal.
Y la segunda, la cuál puede estar sujeta a crítica es:
Que nadie sabe nada.
Y me explico. Todos los estilos de inversión. Todas las temáticas. Todos los gestores. Todas las metodología. Todos los equipos. Y todos los análisis son de una calidad y un sentido común descomunal. De todas las casas. ¡De todas! Pero (siempre hay un pero), hay una variable que nadie es ni será capaz de anticipar. Y esa variable es el cómo se levantará mañana el mercado. O mejor dicho, cuál será la próxima historia que “comprará el mercado”. ¿Seguirá el growth teniendo un rendimiento mejor que el value en USA? ¿Seguirá el value con su comportamiento en Europa? ¿Despegarán finalmente las tecnológicas chinas? ¿Volverá Japón a tener inflación? ¿Serán los bonos de larga duración el activo estrella del 2024? ¿Hay que evitar el High Yield? ¿Está Tesla sobrevalorada? ¿Seguirán las 7 magníficas superando al mercado? ¿Se recuperarán las REITS con exposición a oficinas en Manhattan?
Hay mil, pero mil preguntas que uno puede hacerse.
Y a pesar de la calidad excepcional a nivel formativo de muchos profesionales de la industria, y de la experiencia acumulada operando y analizando el mercado, no hay nadie con una certeza exacta sobre ninguno de estos asuntos.
Nadie.
Y punto.
Pero…
Pero…
Pero…
Entonces, ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo nos podemos preparar? ¿A quién debemos hacer caso?
A todos. Y a nadie. Me explico a continuación.
Protégete de tus pensamientos (y de tus sentimientos también)
En el momento de analizar los mercados y de querer encontrar respuestas a preguntas imposibles, deberíamos de ser un poco como Chat GPT. Un sistema insensible emocionalmente que incorpora inputs de calidad con el objetivo de generar outputs de la manera más racional posible.
Para ello, deberíamos de formar un marco conceptual muy claro en base a cómo consumimos información, la almacenamos y la ponderamos respecto a otra información que podemos recibir y, lo más importante, respecto a la información que ya tenemos previamente almacenada en nuestro cerebro. Personalmente, hay tres preguntas que siempre tengo en cuenta a la hora de filtrar y analizar información exterior:
¿Con quién estás hablando? Identifica sus fortalezas y debilidades. Es muy importante saber con quién estás hablando en todo momento. ¿Estás delante de un analista de un fondo de ABS europeo? Entonces, su opinión respecto al consumo europeo o al crédito europeo seguramente puede ser de extrema utilidad para ti ya que seguramente tendrá más y mejor información. En resumen, saber que quién tenemos delante tiene skin in the game en lo que nos interesa saber es de vital importancia para considerar lo que dice algo relevante para que nosotros podamos tomar mejores decisiones de inversión.
¿Qué intereses tiene? Determina si la persona que tienes delante puede dar o no su opinión libremente. Estamos en un mundo en el que predominan y mucho las tareas comerciales. Y saber lidiar con ello es esencial para desgranar la información que recibimos. ¿Está la información sesgada por los intereses de esta persona? Hazte esta pregunta antes de incorporar cualquier información de cualquier persona a tu marco conceptual.
¿Encaja con la información previa que tienes? Cuestionatelo, todo. Una vez sabemos que la información que recibimos es de alguien con skin in the game en lo que dice y que está libre de conflictos de interés, podemos tomar la información proporcionada como relevante. La pregunta final sería, ¿encaja con la información/opinión previa que tenemos de dicho campo (activo, empresa, etc)? En caso positivo, nos reafirma nuestra posición. En caso negativo, sin miedo, tenemos la obligación moral de cuestionar la información y sus opiniones y seguir indagando sobre el tema.
Las tres preguntas tienen un solo objetivo común: evitar caer en la falacia narrativa en la que estamos expuestos de manera permanente todos los profesionales del sector financiero. Así como también inversores y otros agentes externos a la profesión.
Esto es todo por hoy. Mil gracias por leer a Financial District.
Hasta la próxima,
Miquel Cantenys
Excelente reflexión Miquel