#63 CFA aprobado: Lo que no sale en los libros
Por qué empecé, cómo lo afronté y las lecciones reales que me llevo de esta brutal experiencia.
Me fui a casa.
Quería recibir el resultado final solo, sin nadie a mi alrededor.
¿El motivo?
No me esperaba este resultado.
Para nada.
Y cuando abrí el correo… sucedió.
Aprobé el nivel 3 del CFA.
En mi cabeza solo se repetía una frase: lo he conseguido.
Y es que después de cuatro años estudiando, combinando un trabajo full time en una gestora de fondos de inversión, este blog que estás leyendo, y otros temas más personales, recibir el aprobado del nivel 3 significaba mucho para mí.
Una vez me confirme la petición el CFA Institute, podré decir que soy Chartered Financial Analyst.
En este artículo no te voy a hablar de fórmulas, ni de cómo calcular el retorno esperado con CAPM, ni de cómo memorizar los estándares éticos de esta tan difícil certificación. No.
Hoy quiero contarte lo que no sale en los libros.
El motivo por el cuál decidí empezar este camino. Cómo lo afronté mientras trabajaba a tiempo completo. Y qué me llevo de todo este proceso, más allá de la certificación.
Porque el CFA es mucho más que un título.
Es una forma de enfrentarse a la incertidumbre. De aprender a largo plazo. Y de entrenar la cabeza cuando el cuerpo te pide descanso.
Este artículo es una reflexión personal. Honesta. Directa.
Quizá estés pensando en hacer el CFA. O tal vez ya estás en medio del proceso.
Sea como sea, ojalá te sirva lo que voy a compartirte.
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Antes de nada, si no sabes qué es el CFA, te recomiendo leerte esto y esto para que entiendas mejor el artículo de hoy.
El por qué
Decidir empezar el CFA no es una decisión impulsiva. En mi caso fue una mezcla de ambición, curiosidad y necesidad.
Ambición, porque quería crecer. Profesionalmente, sí, pero también como inversor. Sentía que me faltaban herramientas, estructura, profundidad. El mundo financiero es demasiado complejo (y cuándo uno tiene 24 años se puede sentir acomplejado a veces en este sector, sí) como para navegarlo sólo con intuición. No nos engañemos, el CFA impacta y mucho en cómo el mundo profesional te ve y ese “signalling” también fue un motivo para ponerme a ello. Eso sí, NO LO HAGAS SÓLO POR EL SIGNALLING. La fuerza que te tiene que impulsar durante el camino tiene que ser mucho más fuerte que sólo querer presumir de estas tres letras.
Curiosidad, porque siempre me ha gustado entender el “por qué” detrás de las cosas. ¿Qué mueve los mercados? ¿Cómo se valora una empresa? Quería llegar al máximo nivel conceptual en términos financieros. Y… el CFA era el camino. Me planteaba másters u otros cursos pero dentro de mi quería sólo lo máximo en términos conceptuales.
Y necesidad, porque trabajo en esto. Gestionar dinero ajeno implica una responsabilidad enorme. No basta con tener olfato o estar informado. Hace falta rigor, proceso y una base sólida para tomar decisiones. Sentía que el CFA podía ayudarme a construir esa base.
Además, no te voy a engañar: también hay un componente de reputación.
El título CFA abre puertas. No mágicamente, pero ayuda. En una industria saturada de ruido, tener tres letras reconocidas a nivel global puede marcar la diferencia entre que te escuchen o no.
Empecé el nivel I justo al terminar un doble grado y cuando empezaba a trabajar a tiempo completo. Sabía que sería duro compaginarlo con el trabajo, pero también sabía que, si no lo hacía entonces, probablemente no lo haría nunca.
Y así empezó el viaje. Con más ilusión que consciencia de lo que venía. Con más energía que experiencia. Y seguramente, con un punto de ignorancia.
El cómo
Lo primero que aprendí al empezar el CFA es que no puedes improvisar. O tienes un plan, o te pasa por encima.
¿Y sabéis lo que no estaba en el plan?
El Covid.
Me apunté al examen justo antes de empezar el Covid.
Inscripción. Libros Kaplan. Y curso de preparación en el IEF (ahora Barcelona Finance School).
Y Covid. Y anulación de convocatorias.
Bingo.
Si podía tener dudas, el Covid me dio unos meses más para pensármelo mejor.
Febrero de 2021 fue la fecha definitiva para empezar este camino.
Desde el primer nivel, me tomé esto como un proyecto a largo plazo. Sabía que no bastaba con estudiar “cuando pudiera”. Así que cinco meses antes del examen me bloqueé un mínimo de 15 horas semanales en mi agenda. Días de llegar a las 7 de la mañana a la oficina. O salir a las diez de la noche. Sábados. Domingos. Y viernes noche. Y la última semana antes del examen lo dejaba TODO. En todos los exámenes he funcionado igual. Me pedía fiesta en el trabajo y me iba a casa de mis padres durante cinco días para dedicar de forma diaria diez horas (mínimo) de estudio y repaso.
Cada nivel me obligó a reajustar.
El Nivel I fue teórico y amplio, muy amplio. Mucha cantidad, mucho repaso. Lo afronté con Kaplan + exámenes antiguos + curso IEF. A pesar de que el 60% del temario seguramente ya lo sabía de la Universidad o de otras fuentes, aquí la clave fue la constancia. En el CFA se compite así que no era suficiente con sólo recordarlo de mi etapa universitaria. Aprobé a la primera.
El Nivel II fue una bestia distinta: más denso, más técnico. De nuevo, confié en Kaplan. Me centré mucho en práctica y item sets. Cambié el enfoque: menos subrayar, más resolver. También os digo. Suspendí por poco, muy poco, el primer intento. Pero justo al recibir el suspenso, me volví a apuntar. “Ni te lo pienses” me decía. “¿Cuándo es la próxima convocatoria?”. Voy a ella. Y aprobé.
El Nivel III fue otro juego. Redacción, estructura, claridad. Me obligó a aprender a escribir respuestas directas, con intención. No basta con saber: hay que conectar conceptos y comunicar bien. Aquí fue clave practicar exámenes de años anteriores (así como, otra vez, Kaplan). Suspendí en el primer intento. Por muy poco, otra vez. “¡No te rindas, j*der!” Me dije. Y… bingo.
Lo reconozco: compatibilizarlo con el trabajo no fue fácil. Había días que llegaba a casa sin energía para nada. O semanas donde el mercado exigía toda mi atención, y los libros quedaban olvidados. Pero entendí que el secreto no era estudiar mucho, sino estudiar siempre. Aunque fueran sólo veinte minutos. Aunque fuera solo repasar fórmulas clave antes de dormir.
Hubo momentos en los que me planteé dejarlo. Especialmente después del segundo suspenso. O cuando sentía que no retenía nada. Pero justo ahí es donde el CFA entrena algo más profundo: la disciplina. El seguir, incluso cuando no ves resultados inmediatos.
Si tuviera que dar un solo consejo práctico sería este: hazte tu propio sistema y no lo rompas. Puedes copiar esquemas, seguir trackers, usar lo último de Reddit. Pero al final, lo que marca la diferencia es tu rutina. La que funciona para ti. Punto.
El coste total en tiempo y dinero es el siguiente:
4 años (primer examen febrero 2021, último febrero 2025).
~7.000€ (tasas oficiales de los exámenes, preparación Kaplan y curso preparatorio para el nivel I).
~1.400 horas de estudio (250-300h por examen).
¿Merece la pena esa inversión en tiempo y dinero? Sigue leyendo.
Lo aprendido
Es curioso: cuando empecé el CFA, pensaba que lo más valioso sería el contenido. Las fórmulas, los modelos, los frameworks. Y sí, he aprendido muchísimo de todo eso. Pero lo que más me ha transformado no está en ningún libro.
Lo primero, lo dicho: disciplina.
Estudiar de forma constante durante años, con una agenda llena, sin garantías de aprobar, entrena una parte del carácter que pocos cursos tocan. El CFA no te enseña a ser brillante. Te enseña a ser, sobre todo, disciplinado. Y en un mundo lleno de distracciones, eso vale oro.
Lo segundo: humildad intelectual.
No importa lo mucho que sepas: siempre te vas a enfrentar a algo que no entiendes. En cada examen, hubo momentos en los que pensé “no tengo ni idea de qué me están preguntando”. Y aprender a convivir con eso, sin frustrarte, sin rendirte, es parte del proceso.
Lo tercero: pensamiento estructurado.
El CFA no solo te da sólo conocimientos, te obliga a organizarlos. A priorizar lo importante. A sintetizar ideas complejas y explicarlas con claridad. Esto me ha ayudado tanto en el día a día como inversor como en cómo comunico mis ideas en la newsletter, en reuniones, en análisis. De hecho, cuándo empecé a escribir esta publicación redacté que el objetivo sería hacer “una publicación capaz de hacer de la complejidad de datos que encontramos en los mercados financieros de forma diaria, algo sencillo, simple y racional.” Y así ha sido hasta la fecha.
También he aprendido a gestionar la energía, no solo el tiempo.
Saber cuándo parar. Cuándo apretar. Cuándo dormir, aunque tuviera la tentación de repasar otro tema. Estudiar con el piloto automático no sirve de nada. Hay que estar presente. Cómo ejemplo, en este último intento no empecé a estudiar hasta “sólo” cuatro meses antes. Mi cuerpo me pedía llegar fresco mentalmente. Le hice caso.
Y algo muy importante: el CFA me enseñó que no se trata de ser el más listo, sino el más constante.
La diferencia entre aprobar y suspender muchas veces no está en el talento, sino en la regularidad. En presentarte al examen sabiendo que hiciste lo que tenías que hacer, cada semana, sin excusas.
¿Y qué no me ha enseñado el CFA?
No te enseña a pensar fuera del marco. No te enseña a leer entre líneas, a interpretar lo que no está escrito, a entender los sesgos del mercado. No te enseña cómo moverte cuando los modelos fallan. Ni cómo mantener la calma cuando todo se viene abajo.
Eso lo aprendes viviendo. Invirtiendo. Fallando.
Pero al menos, el CFA te da las bases para que esos aprendizajes no sean aleatorios.
¿Vale la pena?
Sí. Pero no por lo que pensaba al principio.
Ha sido un entrenamiento de fondo. Mental y emocional. Una forma de obligarme a pensar a largo plazo en un mundo que lo quiere todo para ayer. Una prueba de constancia en una época de gratificación instantánea. Y siendo sincero… para mí ha sido un chute de confianza. Cuando empecé lo veía como algo tan difícil que, honestamente, pensaba que no era capaz. Y sí.
¿Volvería a hacerlo? La verdad, no lo sé.
¿Lo recomendaría a todo el mundo? Seguro que no.
Porque no es para todos. Es largo, exigente, y en muchos momentos ingrato. No hay glamour. No hay fuegos artificiales. Solo libros, dudas, silencio y un camino en solitario. Tu madre no sabe lo que es el CFA. Muchos de tus amigos tampoco. Y eso ayuda cero. Pero si te tomas en serio tu carrera como inversor o profesional financiero, si te apasiona entender cómo funciona este mundo de forma rigurosa, y si estás dispuesto a sacrificar tiempo libre por conocimiento profundo… entonces sí, puede valer mucho la pena.
Para mí ha sido un viaje formativo. No solo porque ahora sé más, sino porque me conozco más. Y eso, en este oficio, lo cambia todo.
Consejos personales para quien lo esté considerando
Si estás considerando embarcarte en el proceso del CFA, quiero compartir contigo algunos consejos basados en mi experiencia personal. No hay una receta mágica para aprobar, pero estos puntos pueden ayudarte a navegar el camino con más claridad y, sobre todo, con una mentalidad adecuada:
1. Hazlo solo si estás comprometido al 100%
El CFA no es algo que puedas hacer a medias. No es un curso cualquiera. Requiere un compromiso serio, tanto de tiempo como de esfuerzo. Si no estás dispuesto a priorizarlo durante varios meses o incluso años, es mejor que lo reconsideres. Si decides hacerlo, asegúrate de que es porque realmente quieres avanzar en tu carrera, no solo por el título.
2. Organiza tu tiempo con anticipación
Desde el principio, establece un horario de estudio realista. Asegúrate de incluir tiempo para descansar, estudiar y practicar. No dejes todo para el final, porque el CFA no se aprueba con una última maratón de estudio. Te recomiendo que dividas los materiales en bloques pequeños y vayas avanzando poco a poco, con sesiones de estudio diarias o semanales bien distribuidas.
3. No subestimes la importancia de los exámenes de práctica
Haz todos los exámenes de práctica que puedas. Los mock exams son esenciales para familiarizarte con el formato y para probar tu resistencia mental. No sólo te ayudarán a evaluar tus conocimientos, sino que también te darán una idea de cómo se siente la presión del examen real. Recuerda que es un examen largo, y hay que estar preparado para mantener la concentración durante varias horas.
4. Mantén la motivación alta
El CFA puede ser desalentador, especialmente cuando sientes que no avanzas tan rápido como quisieras. Es fácil perder la motivación, pero lo que diferencia a quienes lo aprueban de quienes no, es la perseverancia. Encuentra maneras de mantenerte motivado: repasa tus objetivos a largo plazo, celebra pequeñas victorias y sigue adelante incluso cuando la montaña parezca insuperable.
5. No te obsesiones con ser perfecto
Es normal querer dominar todos los conceptos y hacerlo todo perfectamente. Pero el CFA no se trata de memorizar cada detalle, sino de entender los principios y poder aplicarlos. Si te obsesionas demasiado con los pequeños detalles (y hay muchos en las ~3.000 páginas que hay por nivel, créeme), estás muerto. Enserio.
6. Estudia de manera estratégica, no solo académica
No solo se trata de leer y estudiar. El CFA exige que seas estratégico sobre cómo abordar el examen. Por ejemplo, algunos temas tienen más peso que otros, y es vital que sepas cuál es la prioridad. Aprende a manejar el tiempo del examen, a concentrarte en lo que más valor tiene y a practicar con la estructura de las preguntas.
7. Ten en cuenta tu bienestar personal
Estudiar para el CFA puede ser absorbente, pero no te olvides de cuidar de ti mismo. El estrés es real, y el agotamiento mental puede jugarte una mala pasada. Practica hábitos saludables: come bien, duerme lo necesario, haz ejercicio y desconecta cuando lo necesites. Mantener un equilibrio adecuado te ayudará a tener un enfoque más claro y energético para los estudios.
Y lo dice alguien que acabó en un hospital por un ataque de ansiedad. Así que sé de lo que hablo.
Habrá días en los que te sientas abrumado, frustrado o agotado. Es normal. No te castigues por no saber algo al instante o por no tener la motivación al máximo todo el tiempo. La clave es seguir adelante, a tu propio ritmo. No te compares. El camino no es fácil, pero la perseverancia te llevará lejos.
8. Recuerda que el CFA es solo una parte del proceso
El CFA no lo es todo. Es un paso importante en tu carrera, pero no te olvides de que el aprendizaje real viene cuando aplicas lo que sabes en tu día a día. No te preocupes si no sabes todo a la perfección, porque el verdadero desafío está en cómo usar los conocimientos adquiridos de manera práctica en el mundo real.
Bonus. Aprovecha las oportunidades de networking.
Aunque el CFA se centra principalmente en lo académico, también es una excelente oportunidad para conocer a otros profesionales del sector. Conectar con otros candidatos y con miembros del CFA Institute puede abrirte puertas. Muchas puertas. Apúntate a tu CFA local. Escribe a otros que ya tengan la certificación. Conecta con otros candidatos. Todo el mundo te querrá ayudar. Todo el mundo ha pasado por dónde tu estas. Aprovéchate de ello.
Este es el resumen de mis consejos personales. El CFA puede ser una experiencia desafiante, pero también puede ser una de las más enriquecedoras. Si decides tomarlo, recuerda que lo que estás aprendiendo es mucho más que la teoría. Se trata de un entrenamiento para tu futuro tanto personal como profesional, y por eso, vale tanto la pena.
Reflexión final
Si estás leyendo esto, es probable que ya te hayas planteado alguna vez si el CFA vale la pena o si deberías embarcarte en este desafío. Yo, personalmente, no creo que haya una respuesta única. Depende de tus objetivos y de lo que estés dispuesto a invertir en términos de tiempo, energía y sacrificios personales.
Si decides tomar este camino, te deseo lo mejor de lo mejor. Si ya lo has completado, te felicito de todo corazón. Y si estás a mitad de camino, recuerda: lo que estás aprendiendo te va a acompañar para siempre. No solo para tu carrera, sino para tu desarrollo personal.
Este título no es solo un diploma. Es un reflejo de tu compromiso con el aprendizaje continuo, con la mejora y con el largo plazo. Y eso, más allá de cualquier examen, es lo que realmente importa.
¿Y ahora qué?
Ahora, me siento listo para lo siguiente.
¿Y te preguntarás, qué es lo siguiente?
Pues la verdad que no lo sé con exactitud. Es como que tengo un vacío. De no saber cuál va a ser mi siguiente reto. Quiero disfrutar de más tiempo. Pensar con claridad qué quiero y cómo lo quiero. Estar con mi gente. Hacer más deporte. Vivir nuevas experiencias. Aprender cosas aleatorias nuevas. Explorar más mundo. No lo sé.
Lo único que sí tengo claro es que, por fin, podré dedicarle mucho más tiempo a esta newsletter, crear contenido de valor y seguir mi camino de compartir conocimiento con el objetivo de I) hacer fácil lo difícil en términos de conocimiento de los mercados financieros y II) ayudar a más gente a tomar mejores (y más informadas) decisiones de inversión.
Eso es lo único que sé.
Gracias por leer Financial District,
Miquel Cantenys
Enhorabuena Miquel, y felicidades por el artículo. Creo que tu testimonio es muy valioso para quien se esté planteando obtener la certificación o se encuentra en fase de ello.
Seguro que lo que está por venir es muy bueno. Saludos.
Felicitats Miquel !!, crees que una persona como que quiere gestionar su propio patrimonio es necesario esta formación de CFA??, no soy un jovencuelo como tú, tengo 59 años pero estoy muy involucrado en el tema de fondos y dentro de poco tendré tiempo para formarme más, me interesaría tu opinión , gracies i Salut !!